Fragmentos notables

Así, describe Eduardo Acevedo Díaz, la ciudad de Montevideo, en Ismael, su primera novela del ciclo histórico.

"Encerrada en sus murallas de piedra erizadas de centenares de cañones, como la cabeza de un guerrero de la edad media dentro del casco de hierro con visera de encaje y plumero de combate, ella hizo sentir el peso de su influencia y de sus armas en los sucesos de aquella vida tormentosa que precedió al desarrollo fecundo de la idea revolucionaria (...)"
"Dominaban el recinto las construcciones militares, las murallas de colosal fábrica de piedra, la sombría ciudadela, las casernas ciclópeas a prueba de bomba, las macizas ramplas costaneras y los cubos formidables. La artillería de hierro y bronce, aquellas piezas de pasado montaje cuya ánima frotaba de continuo el escobillón, asomaban sus bocas negras a lo largo de los muros y ochavas de los torreones por doquiera que se mirase este erizo de metal fundido, desde las quebradas, matorrales y espesos boscajes que circuían la línea de defensa y las proximidades de los fosos.
(...) Este asilo de Marte, presentaba en su interior un aspecto extraño: calles angostas y fangosas, verdaderas vías para la marcha de los tercios en columna, entre paralelas de casas bajas con techos de tejas; una plaza sin adornos en que crecía la yerba, en cuyo ángulo a la parte del oeste se elevaba la obra d ela Matriz de ladrillo desnudo, teniendo a su frente la mole gris del Cabildo; algo hacia al norte, el convento de San Francisco, con sus grandes tapias resguardando el huerto y el cementerio, su plazoleta enrejada, su campanario sin elevación como un nido de cuervos y sus frailes de capucha y sandalia vagabundos en la sombra; luego el caserío monótono de techumbre roja y encima de la ribera arenosa, unas bóvedas cenicientas semejantes a templos orientales, que eran casernas de depósito con su cuerpo de guardia de pardos granaderos" 


78-3-5

   
Dibujo de Alphonse D´Hastrel. 1808. Las azoteas de Montevideo con el fondo de la Iglesia Matriz.




"Desde allí, dominando el anfiteatro y la bahía en que echaban el ancla las fragatas, divisábase la fortaleza del cerro como el morrón negro de un gigante, aislada, muda, siniestra, verdadera imagen del sistema colonial, con un frente a la vasta zona marina vigilando el paso de las escuadras, cuyo derrotero trasmitía su telégrafo de señales, y con otro hacia el desierto al acecho del peligro jamás conjuradp de la tierra del charrúa"


  
   Vista de Montevideo.Óleo de C.Menck Freire.

 
  Dibujo de Alphonse D´Hastrel. 1808. El puerto de Montevideo
 Colección Archivo Nacional de la Imagen. SODRE.
 

"(...) A sus inmediaciones, existía el teatro de San Felipe,construcción colonial también, con su tejado ruinoso, su fachada humilde de cómico vergonzante, su puerta baja sin arco y su vestíbulo de circo. Era el coliseo de la época (...)"

Casa de comedias
Casa de comedias. Dibujo de época. Circa 1800
"Mirábase en aquel tiempo con un ojo, lo que importa decir que se hacía uso del catalejo de un solo vidrio. Esto mismo era una desventaja, pues la sala estaba iluminada con candilejas de un resplandor tan dudoso, como la pureza del aceite que daba alimento a la llama. Un disco que subía o bajaba por medio de una cuerda y que contenía regular número de esas candilejas, difundía desde el centro sus claridades a todos los puntos extremos del recinto, ayudados por las que ardían en el palco escénico y en la fila de los bajos, balcones y cazuela.
Estas lámparas y el anteojo de un solo vidrio, dan una idea del alcance de la visual, en aquellos tiempos arduos del embrión luminoso"