ECOS NACIONALISTAS
DEL DOCTOR ACEVEDO DÍAZ
El doctor Eduardo Acevedo Díaz, proclamado como se sabe, por el congreso elector del departamento, para Senador por San José, ha remitido la nota que el lector encontrará más abajo y por la cual declina a la designación efectuada.
Dice así la nota de la referencia:
Montevideo, octubre 28 de 1898. —Señor presidente del congreso electoral de San José, doctor don Jorge Arias. —Señor presidente:
Cuando de una manera noble y espontánea fui invitado por Vd. por sí y en nombre de sus dignos compañeros de comisión, para que aceptase el honroso cargo de senador por San José, di mi aquiescencia antes que con propósito resuelto de ocupar la banca, con el de que mi modesto nombre pudiese servir de bandera de unión y confraternidad para todos los elementos del partido, algo agitados por entonces, a causa de razones locales valederas por usted expuestas con espíritu levantado y previsor.
Con posterioridad, es cierto, los correligionarios de Maldonado, dispensáronme también tan inmerecido honor en la misma forma altamente generosa y espontánea; y por razón de prioridad, correspondería mi decisión por el departamento cuya opinión nacionalista representa el congreso que usted a justo título preside.
Pero, quiero y debo manifestar a Vd. y demás dignísimos compañeros, como un acto de conciencia, que estoy en el caso de optar por Maldonado en mérito de razones de orden moral superiores a toda vacilación, aunque cuando haya sido el segundo en aclamar mi humilde personalidad política. De mucho tiempo atrás tenía ya un compromiso creado por comunes sacrificios y esperanzas que no me es dado defraudar y que a su vez dan a aquellos correligionarios el derecho de no ser desoídos, aun cuando al hacer la proclamación de un modo unánime no emplea on la previa consulta, seguros acaso de que los vínculos que se forman en el infortunio y en la prueba son de suyo firmes y perdurables.
El departamento de San José nada pierde, porque como antes, ahora y siempre contará con la profunda gratitud y el concurso sin reservas de quien como yo mucho ama y mucho admira las virtudes de sus hijos, sus probados heroísmos por la causa y sus gloriosas tradiciones históricas. Nada pierde, porque aparte de esa mi voluntad de serle útil dentro o fuera de los parlamentos cuando así sus necesidades o derechos lo reclamen, puede reemplazarme con ventaja en un puesto que tanto me enaltece, y cuyo honor declino sólo por la causa expresada.
Es mi sincero anhelo que estas líneas lleven al ánimo de usted y demás amigos el convencimiento que abrigo yo mismo, al suplicarles se dignen aceptar esta renuncia como expresión de un desiderátum forzoso, que no diré resuelva un conflicto entre dos deberes, pero si entre dos grandes afecciones que agitan mi corazón de partidario y de patriota.
Aprovecho esta oportunidad, para significar a usted y demás honorables miembros del congreso electoral la profunda simpatía con que los acompaño en sus patrióticos empeños, al propio tiempo que la fe que abrigo en una solución acertada y digna respecto a la candi- datura que haya de sustituirla mía.
Quiera usted aceptarlas seguridades de mi más alta consideración y estima, y honrarme con ser intérprete de mis sentimientos de efusiva gratitud ante el congreso electoral del benemérito departamento de San José de Mayo.
Eduardo Acevedo Diaz